Cómo afecta el divorcio a un hombre: discriminación social y obstáculos judiciales

¿Le afecta el divorcio igual a un hombre que a una mujer? Consecuencia en función del género

Cuando hablamos sobre discriminación social y judicial en padres varones separados, nos referimos a cuando estos no pueden disfrutar de su derecho y deseo a ejercer la paternidad con sus hijos.

Porque es aquí cuando se produce una vulneración de sus derechos a nivel personal, jurídico y social, y se infringen los valores universales inherentes al ser humano: dignidad, libertad e igualdad.

Y aunque parezca increíble, una de las realidades invisibles en nuestra sociedad es que, en la separación o divorcio, el cuidado de los hijos por parte del padre se cuestiona y hasta se llega a dudar de sus capacidades y habilidades.

A lo largo de este artículo, abordaremos la discriminación masculina en la separación, cómo afecta a los hijos, sus causas y formas de abordarla.

En este artículo hablamos de:

● Diferencias entre discriminación y vulnerabilidad en padres separados.

● Por qué se cuestiona la capacidad del padre para cuidar de sus hijos y en raras ocasiones la de la madre.

● Desafíos cotidianos en padres separados.

● Qué obstáculos judiciales encuentran muchos hombres en el proceso de separación.

● Secuelas emocionales e impacto en padres e hijos como consecuencia de la discriminación social tras ruptura de pareja.

● Estrategias para afrontar y superar el sentimiento de discriminación tras separación.

● La necesidad de un cambio en el imaginario social sobre la ruptura de pareja siendo padres. 

Diferencias entre discriminación y vulnerabilidad en padres separados

En el caso de la separación, la discriminación se refiere al trato injusto o desigual que se le da al hombre separado con respecto a la mujer por parte de la sociedad o el sistema judicial.

Mientras que la vulnerabilidad se refiere a la exposición a situaciones de riesgo o daño.

Ambos conceptos van de la mano ya que la discriminación aumenta la vulnerabilidad de los padres al excluirlos o limitar su acceso a recursos, derechos y oportunidades.

Pero profundicemos un poco más en cada una.

La discriminación a la que se enfrentan muchos hombres en la separación al querer participar en la vida cotidiana de sus hijos, tiene varias causas arraigadas en creencias culturales del modelo familiar:

Roles de género tradicionales: En nuestra sociedad, aún se da por hecho que las mujeres son las cuidadoras principales mientras que los hombres son “los que echan una mano».

Y aunque vamos avanzando, aún hoy en día existe una resistencia al cambio en las funciones propias del modelo de familia tradicional, en el que las funciones paternas y maternas quedan bien delimitadas al ámbito de lo público y lo privado, respectivamente.

Y es que la ruptura de pareja con hijos saca a relucir estas creencias culturales tan interiorizadas y pone de manifiesto que, a pesar de la incorporación de la mujer al mercado laboral, esta ha de seguir responsabilizándose de sus funciones como madre igual que si no trabajara.

Por eso cuando llega la ruptura de pareja cuesta tanto soltar el rol de “cuidadora” y compartir dicha función con el padre.

Estigma de la vulnerabilidad masculina: Los hombres que expresan necesidad de apoyo emocional o que desean participar en la crianza igual que la madre, muchas veces son percibidos como débiles.

Por eso considero importante visibilizar el reto que supone para un padre la separación desde el modelo familiar tradicional, ya que este conlleva un proceso de feminización.

Es decir, un padre que en lugar de estar ausente y más centrado en su trabajo y en aportar recursos para la familia, se ha transformado en un padre más cercano, afectivo y participativo en el cuidado de los hijos.

● Falta de representación en la sociedad: La falta de ejemplos de hombres en roles de cuidado en nuestra sociedad, contribuye a la idea de que los hombres no son cuidadores por naturaleza.

En este aspecto, la publicidad y los medios de comunicación tampoco ayudan a dar protagonismo a la cooperación, participación y colaboración entre el padre y la madre en el cuidado de los hijos.

La vulnerabilidad en el contexto de ruptura de pareja hace referencia a la capacidad de una persona para experimentar la incertidumbre, el riesgo del dolor ante las pérdidas que vivirá y la exposición emocional a la que está sometido durante todo el proceso de ruptura hasta recuperar de nuevo el equilibrio tanto personal como familiar de sus hijos.

La vulnerabilidad, por tanto, no es debilidad sino una fortaleza que favorece:

Autenticidad y honestidad emocional: La vulnerabilidad implica reconocer y expresar abiertamente las emociones y experiencias personales.
En el contexto de la ruptura, ser vulnerable significa ser honesto con uno mismo y con los demás sobre los desafíos emocionales y las dificultades que se están enfrentando.

● La apertura emocional: Ser vulnerable requiere coraje y valentía.
En lugar de ocultar las emociones o tratar de parecer fuerte todo el tiempo, reconocer y expresar la vulnerabilidad es una muestra de fuerza y permite a las personas conectarse de manera más genuina y compasiva.

Facilita el apoyo mutuo: Cuando ambas partes en una ruptura reconocen y
comparten sus vulnerabilidades, se crea un espacio para la empatía y el apoyo mutuo.

● Afrontar y superar desafíos: La vulnerabilidad implica afrontar los desafíos con flexibilidad y disposición a crecer. Reconocer que somos vulnerables nos permite abordar las dificultades emocionales de la crisis personal y familiar que conlleva, sobre todo, la ruptura de pareja cuando hay hijos.

Por qué se cuestiona la capacidad del padre para cuidar de sus hijos

La idea enraizada de que las mujeres son por naturaleza más adecuadas para el cuidado de los niños puede llevar a la percepción errónea de que los hombres no son tan capaces.

Pero además hay algunos factores que pueden intensificar aún más esta percepción:

Falta de participación en la crianza antes de la separación por la distribución de roles parentales anclados a la familia de origen.

Si el padre no participaba activamente en la crianza de sus hijos, ya sea por elección o por dificultades logísticas, su capacidad puede ser cuestionada después.

Desconfianza de las actitudes y habilidades personales del varón como cuidador, sobre todo, en la realización de las tareas domésticas por el modelo social y familiar tradicional.

Además, el sistema judicial lo remarca en los procesos judiciales en caso de desacuerdo entre los padres con respecto a la guarda y custodia de los hijos.

Estigma de la masculinidad tradicional. La sociedad a menudo asocia la masculinidad con características como la fortaleza, la independencia y la dedicación al trabajo.

Esto puede llevar a la percepción errónea de que los hombres no están tan capacitados para desempeñar roles de cuidado y crianza, ya que estas funciones no encajan con los estereotipos tradicionales de masculinidad.

Desde mi perspectiva como investigadora y terapeuta social en situaciones de crisis por separación o divorcio, es fundamental reconocer que la capacidad de cuidado de un padre no debería ser cuestionada basándose en el género.

Cada individuo tiene habilidades y aptitudes únicas para adquirir la corresponsabilidad en la familia y desempeñar un papel valioso en la crianza de los hijos tras el divorcio.

Los tribunales y la sociedad en general, debemos esforzarnos en superar los estereotipos de género y evaluar la capacidad de los padres para la crianza de manera justa, considerando las circunstancias sociofamiliares únicas de cada unidad familiar y poniendo el bienestar de los niños como prioridad.

La realidad es que el sentimiento de vergüenza y el estigma asociado al divorcio, sobre todo, en casos de separaciones conflictivas, amenazan la capacidad de los hombres para involucrarse activamente en la vida de sus hijos.

Testimonio de Fran (nombre ficticio):

Me he sentido discriminado desde el primer día que me fui de mi casa porque no he podido recuperar el contacto normal con mi hija debido a las trabas que mi expareja me ha ido poniendo para las visitas.

Además, judicialmente siento que no han velado por mis derechos para poder ejercer como padre y en cambio, sí han protegido la figura de la madre.

Un momento duro fue cuando una jueza llegó a quitarme la patria potestad para que la madre decidiera si mi hija podía ir o no a un viaje al extranjero para aprender un idioma, ante mi decisión negativa como padre educador.

Veo que me han apartado totalmente del lado de mi hija y pasan los días, semanas y meses sin verla, lo que me deja destrozado y muy triste, con muchas dudas de si seré un buen padre y sin saber que hacer para poder afrontar la situación.

Mis padres también están sufriendo mucho porque ellos también han sido discriminados y laboralmente tampoco he estado totalmente centrado

Desafíos cotidianos para padres separados

Al hablar con padres separados tan a menudo, me doy cuenta de que en general tienen ese sentimiento de tener que esforzarse el doble que las madres para demostrar que ellos son tan capaces como ellas en la crianza de sus hijos.

Lo cierto es que es un sentimiento que genera mucho sufrimiento.

Y es que este doble esfuerzo lo encuentran cada día en:

● Vivir entre la presencia y ausencia tratando de equilibrar la presencia activa en la vida de sus hijos con la distancia física.

● Coordinar horarios, actividades y responsabilidades entres los dos hogares.

● El desafío financiero de mantener la estabilidad de sus hijos a pesar de las presiones adicionales que surgen en el divorcio.

● La lucha diaria por mantener una conexión emocional sólida con sus hijos.

Testimonio de Juan (nombre ficticio):

Muchas veces somos los padres divorciados al cargo de nuestros hijos, los que sufrimos machismo y discriminación.

Cuando estaba casado y conviviendo con mis hijos cada día, recibía palmaditas en la espalda por lo buen padre que era. Ahora que estoy solo, se duda de mis capacidades y se me cuestiona como padre.
Me siento discriminado porque tengo la necesidad de estar demostrando que soy buen padre y que tengo las mismas habilidades que mi exmujer para la crianza. Las de ellas se dan por hecho. Nadie las cuestiona.

¿Por qué tiene que haber una competición entre el padre y la madre cuando están separados?

¿No es mejor una relación de equipo en la que los dos nos coordinemos para colaborar en la crianza de nuestros hijos?

De este último testimonio subyace otro desafío al que se enfrentan muchos padres varones.

Hablamos de la mentalidad maternal de la propia mujer y ese sentimiento que tienen muchas madres de apropiación de los hijos que invalidan y cuestionan las acciones de los padres en la participación de la organización cotidiana de los niños.

Un sentimiento que favorece que muchos padres se desentiendan e incumplan con su responsabilidad parental.

Situación que a su vez perjudica a todos aquellos padres que sí asumen su responsabilidad parental y distinguen, comprenden y aceptan que han puesto fin a su relación de pareja.

Estos padres deciden ser parte de la vida familiar de sus hijos ayudando, apoyando, y colaborando con la madre para que sus hijos sientan que tienen unos padres y una familia pese a la ruptura de sus padres.

Promover el cambio de mentalidad previene y protege el bienestar de los niños, y favorece la estructura familiar post separación/divorcio. Para lograrlo es preciso involucrar a los padres a través de programas educativos en el momento de la ruptura.

Qué obstáculos judiciales se encuentran los padres divorciados con hijos

En España, los padres divorciados con frecuencia chocan con obstáculos judiciales que no afectan de la misma manera a las madres, ya que estos obstáculos están vinculados a estereotipos de género arraigados en la sociedad.

Veamos algunos.

Según los datos del INE de 2022, en un 50,6% de las familias con hijos menores, la custodia se otorga de manera exclusiva a la madre frente a un 3,5% en el que se le otorga al padre. El otro 45,5% es para las custodias compartidas.

Este dato ratifica que el régimen de custodia exclusiva se viene otorgando a la madre casi de manera directa, sin ningún informe que la determine como más cualificada ante el padre.

Aunque, por otro lado, sí se exige informe de este para el establecimiento de la custodia compartida, cuando los padres están en desacuerdo y el juez ha de tomar la decisión del tipo de guarda y custodia a través del proceso judicial contencioso.

El establecimiento del régimen de custodia exclusiva a favor de la madre se basa en la visión sesgada de los roles de género que tiene la sociedad actual.

Y esta tendencia es sin duda el primer obstáculo judicial al que se enfrentan los padres.

Otro de ellos es la instrumentalización de la actual Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de medidas de protección integral contra la violencia de género para obtener la custodia materna.

Porque puede predisponer a los jueces a favorecer a las madres en detrimento de los padres, incluso si ambos están igualmente capacitados para ejercer el cuidado parental.

Además, al centrarse en la protección de mujeres víctimas de violencia de género, podría llevar a una pérdida de la presunción de inocencia hacia los hombres, incluso cuando no existan antecedentes de violencia de género.

Algunos hombres sienten también que esta ley crea un contexto desfavorable para ser parte de la vida de sus hijos por temor a que una denuncia de este tipo pueda utilizarse en su contra en asuntos de custodia.

Estamos por tanto ante una Ley que nace para proteger a la mujer y a los niños en situación de máxima vulnerabilidad, como es el maltrato, pero que en muchos casos se ha convertido en una herramienta jurídica para dejar a estos niños huérfanos de padre.

Testimonio de Antonio (nombre ficticio):

En mi caso, vi vulnerado mi derecho a la presunción de inocencia cuando se me puso directamente una orden de alejamiento a mi expareja y por lo tanto a mi hija, a raíz de una acusación falsa de malos tratos y demostrada como tal después en el juicio.

Esta orden de alejamiento dejó un vacío legal a la hora de las entregas y estas quedaron a merced de mi expareja. Me la entregaba los días que a ella le apetecía.

Así que decidió que yo vería a mi hija de un mes, durante 1 hora solo martes y jueves.

Aquí de nuevo sentí discriminación al ver que no existían ni siquiera unos mínimos de visitas para los padres que se veían en estas circunstancias.

Otro de los obstáculos es la mediatización

Hablar de mediatización es hablar de la influencia que ejerce una madre para alejar a sus hijos del padre y mantener así el papel protagonista en la vida de estos.

Ya sea como medida de presión para lograr una modalidad de guarda y custodia concreta o castigar al padre por haber tomado la decisión de la ruptura o ser infiel en la relación.

El último obstáculo judicial que abordaremos hoy es la insistencia en aplicar un reparto equitativo del cuidado de los hijos mediante la modalidad de guarda y custodia compartida.

Incluso en situaciones donde esta opción es inviable debido a circunstancias sociofamiliares particulares.

El problema se centra en la rigidez a la hora de aplicar la custodia compartida como una solución única, sin tener en cuenta las diferencias y complejidades de cada caso.

Los niños ganarían mucha calidad de vida si el sistema judicial fuera más flexible y considerara las circunstancias únicas de cada familia.

Esto permitiría adaptar las soluciones a las necesidades específicas de los padres y los hijos, promoviendo una transición más suave tras la separación y asegurando un ambiente de crianza saludable y ajustado a la realidad de cada situación.

Secuelas emocionales e impacto en padres e hijos como consecuencia de la discriminación social tras ruptura de pareja

Esta discriminación social a la que se enfrentan muchos padres varones después de una ruptura conlleva una serie de impactos importantes tanto en el padre como en los hijos.

Para el Padre:

Infravalora el rol de padre: perpetuando estereotipos que sugieren que la madre es más idónea para la crianza. Esto hace que el padre se sienta menospreciado y afecta a su autoestima.

Dificulta la custodia compartida: estos prejuicios arraigados pueden dificultar que el padre consiga la custodia compartida, lo que genera sentimientos de injusticia.

Presión financiera: la expectativa social de que el padre es el principal responsable de proporcionar sustento económico puede generar una presión adicional, contribuyendo al estrés y la ansiedad.

Para los Hijos:

Modelo de roles desiguales: los hijos observan cómo el padre se enfrenta a esta discriminación en comparación con la madre, lo que puede influir en sus propias percepciones de género y relaciones futuras.

Impacto en la relación con el padre: esta discriminación puede afectar la relación de los hijos con su padre, ya que los estereotipos sociales pueden influir en la forma en que perciben y valoran la participación de su padre en sus vidas.

Abordar esta discriminación implica desafiar los estereotipos de género, promover la igualdad de roles parentales y fomentar una comprensión más amplia de las capacidades y contribuciones, tanto de madres como de padres en la crianza de los hijos.

Este cambio cultural es esencial para construir entornos más equitativos y comprensivos para las familias post-ruptura.

Entonces ¿Qué podemos hacer para evitar esta discriminación?

Debemos fomentar, promover y cultivar la mentalidad de que, tras la separación o divorcio, hay que dar continuidad a la familia de los hijos con una distribución de funciones lo más parecidas posible a la de la convivencia en común. 

Sobre todo, para ejercer una participación efectiva, real y participativa en la crianza y así conseguir una cultura que reconozca la diversidad de formas en las que los padres pueden contribuir al cuidado y bienestar de sus hijos.

Y de esa manera, no poner el acento en la ruptura sino en la transformación de la familia y en el camino que debe seguir para continuar creciendo hacia el futuro.

Por eso sería bueno que todos los padres que decidan la ruptura de pareja realizaran un programa educativo post separación, al igual que se realizan cursillos prematrimoniales antes del matrimonio. Además, de obligado cumplimiento para todos los padres ya sea una ruptura de mutuo acuerdo o contenciosa. 

¿Qué beneficios ofrece un programa educativo de separación positiva?

Prepara a la expareja a romper los lazos emociones ayudándoles a vivir la perdida de la relación para poner el foco en los hijos. 

Facilita la comunicación efectiva con la expareja con el objetivo común de colaborar como padres.

● Dota a los padres de habilidades y estrategias para resolver conflictos de manera constructiva.

● Garantiza la continuidad familiar de los hijos a pesar de las diferencias que tengan como padres y los niños crezcan sin desequilibrios emocionales y con la percepción de arraigo familiar y sentido de pertenencia. 

Ten en cuenta que la separación o divorcio necesita una readaptación de los roles y funciones del padre y la madre, además de una nueva reorganización de la logística cotidiana para dar continuidad a la familia de los niños.

Una buena transición te permitirá tener una vida individual satisfactoria y una mejora de la calidad de vida post ruptura tanto a ti como a tus hijos. 

Estrategias para afrontar y superar el sentimiento de discriminación tras separación

Nadie dice que afrontar y superar el sentimiento de discriminación tras una separación sea un proceso fácil, pero algunas estrategias sí pueden ayudarte a gestionar estos sentimientos:

● Busca apoyo emocional: Conectar con amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionarte un espacio seguro para expresar tus emociones y recibir comprensión.

● Fomenta la comunicación abierta: Cuéntale a tu expareja tus preocupaciones y sentimientos. Te ayudará a reducir malentendidos y construir puentes.

● Y busca asesoramiento de un profesional experto en crisis por separación y divorcio para que te acompañe en el proceso y te guíe mas allá de la elaboración de la pérdida (duelo),  un experto que además de tener los conocimientos y experiencia profesional tenga la experiencia de vida por la que tú vas a pasar y hoy se encuentre dónde tú quieres verte dentro de unos años.

La necesidad de un cambio en el imaginario social

Como ya has visto, en nuestra sociedad aún existen creencias arraigadas que dictan roles y expectativas que perjudican a la vida de muchos hombres separados con hijos.

Este colectivo afronta una discriminación sutil pero importante, tejida en los estereotipos de género y en un imaginario social que precisa una reconfiguración urgente.

La primera pieza por replantear es la visión tradicional del rol paterno. Los varones separados con hijos no deben ser etiquetados automáticamente como proveedores económicos, sino reconocidos como cuidadores capaces y emocionalmente preparados.

Este cambio implica desafiar la idea de que la crianza es exclusiva de la madre.

Por eso, es esencial borrar la idea de que los varones separados son menos aptos para la crianza y la comprensión emocional.

La fortaleza masculina no debería definirse por su capacidad para ocultar emociones y llevar sustento económico a la familia.

El cambio en el imaginario social también conlleva desterrar el mito de que los hombres son más independientes ya que merecen el mismo respaldo emocional y comunitario que se extiende hacia las mujeres en situaciones similares.

Este cambio promoverá una sociedad que valora la diversidad de estructuras familiares y reconoce que todos los padres, independientemente de su género, pueden brindar amor y apoyo integral a sus hijos.

Y es que reconocer la igualdad en la crianza, desmontar estereotipos y apoyar a los varones separados con hijos nos regalará una sociedad más compasiva y justa.

A modo de resumen recuerda que la discriminación social y judicial a la que a lo mejor te estás enfrentando, es un desafío real y la clave está en reconstruir una perspectiva positiva para devolver a los padres lo que es suyo: la crianza de sus hijos.

Deseo de corazón haberte aportado algo de luz en esta situación que nunca es fácil o agradable, pero que no tiene por qué ser dramática ni traumática.

Y si necesitas apoyo y acompañamiento para gestionarla, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

Un abrazo,
María Dolores

P. D. Artículo realizado tras exhaustiva investigación socio-jurídica y de casos de padres separados y en proceso de separación/divorcio a los cuales tengo el privilegio de acompañar en un momento de transición personal y familiar de máxima vulnerabilidad desde 2011.

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