Cómo tomar la decisión de la ruptura con tu pareja sin dudas

¿Cómo tomar la decisión de la ruptura de pareja con hijos sin dudas y remordimientos?

Cómo tomar la decisión de la ruptura con mi pareja sin dudas

 

Cómo puedo estar segura si terminar mi relación de pareja es lo mejor, tanto para mí como para mis hijos

 

Si estás leyendo este artículo es porque te encuentras ante el dilema de seguir adelante con tu relación de pareja o hacer un cambio en tu vida.

 

Si lo piensas bien, todos los días hemos de tomar decisiones. Te pongo un ejemplo…

decisiones de tu día a día
                    ¿Cuál veo?

 

Imagina que te apetece ver una película en Netflix, así que echas un vistazo en la plataforma y encuentras dos o tres propuestas interesantes. Lees el resumen de la primera elección y piensas: «Qué buena pinta tiene esta, pero voy a ver las otras», y al final te das cuenta de que todas te gustan. ¿Cuál eliges?

 

Como no lo tienes claro, decides ver el principio de la que más te atrae, pero tampoco terminas de estar segura, así que decides ver un trocito de las otras dos también, no vaya a ser…

 

Al final, es muy posible que termines por no ver ninguna, porque el tiempo que tenías para disfrutar de la película se te ha pasado yendo de un lado para otro. ¿Te ha ocurrido esto alguna vez?

 

Es probable que en este momento te estés preguntando que por qué te cuento esto, si bastante película tienes ya tú con tu relación y con tu vida.

 

Lo que te quiero explicar con este ejemplo es que tomar una decisión, sea importante o trivial, sigue siempre el mismo proceso. La única diferencia entre decidir qué película ver y si seguir adelante o no con tu relación de pareja es que el primero es un acto cotidiano sin transcendencia (aunque en muchas familias provoca grandes discusiones) y el segundo te afecta a ti, a tu forma de vida y al resto de tu familia.

 

Sin embargo, estate tranquila, porque a tomar decisiones se aprende, y en este post quiero enseñarte a hacerlo.

 

En primer lugar, quiero analizar contigo distintas cuestiones sobre la toma de decisiones que te van a ser de gran utilidad cada vez que tengas que enfrentarte a una decisión, y te van a ayudar a obtener la respuesta que necesitas por ti misma, ya que, por más que yo o cualquier otra persona quiera ayudarte, solo tú has de determinar qué hacer con tu vida.

 

Para empezar, vamos a resolver la siguiente pregunta:

 

¿Qué es tomar una buena decisión?

 

Tomar decisiones es un proceso en el que has de elegir una de las opciones que tienes disponibles para resolver una situación que se te plantea a nivel familiar, sentimental, personal o laboral.

 

Estas decisiones nunca son ni malas ni buenas, sino más o menos adecuadas a los objetivos, el contexto y las circunstancias en las que se toman.

 

Por eso, que a ti te parezca una buena decisión no te ofrece la garantía de que el resultado será positivo, porque en ella pueden influir factores que se escapan a tu control. Esto, en el contexto de las relaciones de pareja, incluye todas las acciones que realice tu pareja o expareja.

 

Lo que te quiero decir es que tendrás que responsabilizarte de todo aquello que tú puedas hacer. Y a partir de ahí, que el resultado sea el contrario al que esperabas no significará que la decisión no fuera la apropiada. Porque tú no puedes controlar las acciones ni reacciones de otras personas.

 

En cualquier caso, sea cual sea el resultado, siempre traerá un aprendizaje, y este te ayudará a mejorar tu capacidad para tomar decisiones y avanzar hacia tus objetivos y sueños.

 

¿Por qué cuesta tomar decisiones?

 

Hay 3 razones principales por las que decidir nos resulta difícil (mientras lees, reflexiona si te sientes identificada con una o varias de ellas).

 

1. No decidimos porque nos da miedo ser responsables de las consecuencias de nuestras elecciones

 

Ante una decisión crucial es cuando somos conscientes de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos.

 

Y nos asustamos por la incertidumbre del resultado:

●       si nos sale bien, nos sentiremos felices;

●       si nos sale mal, nos culparemos por haber tomado la decisión equivocada.

 

Es decir, que es el miedo a equivocarnos lo que nos paraliza a la hora de tomar una decisión. Y eso provoca que demos vueltas a mil argumentos, en favor y en contra, antes de decantarnos por algo.

 

2. Elegir significa renunciar a otras posibilidades

 

Toda elección tiene un coste de oportunidad, es decir, que ganarás unas cosas, pero perderás otras. Y a nivel inconsciente nos negamos a renunciar a algo, con todo lo que ello suponga, y a salir de nuestra zona de confort.

 

3. Evitamos tomar decisiones para no sentir culpa

 

En una situación de ruptura de pareja con hijos, esto es lo más habitual, ya que existe un pensamiento generalizado en la sociedad de que terminar una relación de pareja conlleva romper una familia.

 

Si en tu cabeza resuena alguna de estas frases con frecuencia: «Voy a romper una bonita familia», «Voy a privar a mis hijos de disfrutar de una vida familiar», «Le voy a dejar solo, con lo buen padre que es», «Me van a criticar», «Nadie lo va a entender», «No he sido capaz de mantener a flote mi matrimonio»…, entonces el sentimiento de culpa paralizará totalmente tu voluntad, y además te provocará inquietud e inseguridad, aunque sepas que dar el paso de dejar a tu pareja es lo mejor para ti y para todos.

 

En este punto pregúntate lo siguiente: «¿De qué me puedo sentir culpable?».

 

¿Qué dos emociones inútiles hay tras la indecisión?

 

Detrás de la falta de decisión siempre están la culpa y la preocupación, porque ambas tienen el poder de inmovilizar:

●       la culpa a causa de un comportamiento pasado;

●       la preocupación por algo que ocurriría en el futuro y, por tanto, sobre lo que no tienes ningún control.

 

El humorista y clérigo Robert Jones Burdette, en su obra Two golden days, escribió lo siguiente:

 

«No es la experiencia del día de hoy lo que vuelve locas a las personas. Es el remordimiento por algo que sucedió ayer y el miedo a lo que pueda traer mañana».

 

Si te fijas, de las dos, la más perjudicial es la culpa, porque cuando la sientes estás poniendo el foco en un hecho realizado y, por tanto, imposible de cambiar. Además, en nuestra cultura la culpa se utiliza para manipular a los demás. Sin embargo, aprender de tus equivocaciones es una forma sana y necesaria de crecer.

 

Desde la perspectiva de la psicología la culpa es:

 

✔️ una técnica de evasión que sirve para impedir que trabajes por ti y en ti en el momento presente;

 

✔️ una manera útil de transferir la responsabilidad de tu comportamiento a los demás;

 

✔️ una espléndida forma de ganarse la compasión de la gente.

 

Si quieres vivir libre de culpa, aquí te dejo algunas estrategias para deshacerte de ella:

 

✔️Empieza a mirar el pasado como algo que jamás puede modificarse, sientas lo que sientas con respeto a él.

 

✔️Pregúntate a ti misma qué estás evitando hacer en el presente debido a algo que hiciste en el pasado.

 

✔️ Escribe en un diario todas las veces que te sientes culpable y anota lo siguiente: por qué, cuándo y con quién sucede, y lo que estás perdiendo en el presente por angustiarte por el pasado.

 

✔️Evalúa las consecuencias de tus hechos.

 

A continuación, veamos la otra cara de la moneda: la preocupación.

 

Esta aparece cuando pones el foco en el futuro y le das vueltas a todas las situaciones horribles que podrían llegar a suceder.

 

Imagina que en este momento empiezas a pensar y decirte a ti misma: «Él (tu pareja) no lo va a aceptar», «A mi familia le va a parecer mal», «¿Cómo voy a salir adelante sola con los niños? El dinero no me va a llegar»…

 

Ante esta serie de pensamientos, ¿qué crees que harás? Pues seguir adelante con la relación.

 

¿Y qué ha sucedido? Pues que ha aparecido la preocupación y te ha paralizado. Y en ese momento ha surgido tu parte racional, dándote argumentos sólidos, para evitar que des un paso cuyos resultados desconoces.

 

Entonces probablemente te digas: «Voy a esperar a que los niños sean mayores», «Igual esto se puede solucionar, hablaré con él para que juntos pensemos la manera», «Puede que con la ayuda de un terapeuta lo arreglamos», «Quizás no es para tanto, todas las parejas tienen lo suyo»…

¿Lo ves?

Pero ten cuidado en no confundir la preocupación con hacer planes de futuro. Si estás haciendo planes para el futuro y la actividad del momento presente contribuye a que ese futuro sea mejor, esto no es preocupación.

 

La preocupación es encontrarte inmovilizada en el presente por algún acontecimiento que podría suceder en el futuro.

 

Y no olvides que la preocupación no logrará mejorar la situación. En cambio, sí es muy posible que interfiera en tu presente y pierdas un tiempo que jamás recuperarás. El problema es que nuestra cultura da más importancia a la preocupación que a la acción.

 

Este es el sistema psicológico de apoyo que hay detrás de la preocupación:

 

✔️Justifica ciertas actitudes autofrustrantes (cuando las cosas no salen como uno quiere). Entre las más habituales se encuentran el matrimonio y el dinero…

 

✔️Te ayuda a evitar el cambio. Por ejemplo, como ante situaciones difíciles es más difícil dejar de fumar, puedes usar tu angustia y tu preocupación para no hacerlo.

 

✔️ Impide que vivas tu vida: las personas que viven angustiadas se quedan quietas preocupándose por todo.

 

✔️ Puede provocar úlceras, dolores de cabeza, de espalda, calambres, hipertensión… El resultado de esto es que se le tenga que prestar mayor atención a esa persona enferma. Es una forma de preocupación y de retener a alguien a tu lado.

 

Para deshacerte de la preocupación, te facilito algunas estrategias:

 

✔️ Empieza a ver tus momentos presentes como un tiempo para vivir, en vez de obsesionarte con el futuro.

 

✔️ Hazte a ti mismo esta pregunta eliminadora de preocupaciones: «¿Qué es lo peor que me puede pasar a mí (o a ellos) y qué posibilidades hay de que eso ocurra?».

 

✔️ Haz una lista de preocupaciones y anota todas las situaciones que te preocupaban ayer, la semana pasada e incluso hace un año. A continuación, verifica si tus preocupaciones se cumplieron o si te sirvieron para algo.

 

Si has leído hasta aquí, ya sabes algo que yo desconocía completamente cuando llegó a mi vida el divorcio. En mi caso, la culpa y la preocupación fueron mis compañeras durante un largo periodo de tiempo, porque pensaba que les arrebataría a mis hijas su bonita familia y me bloqueaba solo de imaginar nuestro futuro.

 

¿Qué herramientas puedes utilizar para decidir?

 

Investiga tu propia historia
¿Cuál será el resultado?

Ha llegado el momento de que te conviertas en el detective de tu propia historia para que descubras tú misma cómo es tu relación de pareja.

 

Entiendo que ver la realidad de tu relación te asuste, pero muy dentro de ti sabes lo que debes hacer.

 

¿Qué prefieres? ¿Tener una actitud objetiva y cruda, aunque te genere dolor, o desperdiciar la oportunidad de volver a ser feliz?

 

Si has llegado hasta aquí es porque deseas ser feliz.

 

Te propongo que te descargues una pequeña herramienta de ejercicios muy sencillos que te he preparado (te va a salir una ventanita antes de salir del artículo para que puedas descargar de forma GRATUITA )que te ayudarán a tomar la mejor decisión en estos momentos. Además, estos ejercicios te serán útiles no solo para decidir si continuar o no con tu pareja, sino también para abordar:

●       un cambio de trabajo; 

●       un cambio de residencia;

●       una nueva relación de pareja o cualquier decisión importante en tu vida presente o futura que te genere dudas.

 

Piensa que, descubras lo que descubras, siempre te queda la opción de no hacer nada, y en ese caso también estarás eligiendo.

 

Y recuerda que el camino que tomes será el acertado para ti en el momento que vives.

 

Pero si aún te quedan interrogantes o quieres apoyarte en mí para dar el paso de la ruptura con tu pareja con un camino claro y directo, haz clic aquí  y rellena los datos del formulario poniendo en el mensaje «Quiero que me ayudes en la toma de decisión».

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